El remolino historia fantastica: CAPITULO IV, LA MUERTE DEL CHACAL

domingo, 22 de abril de 2012

CAPITULO IV, LA MUERTE DEL CHACAL

La muerte del Chacal.


Los aztecas lo habían llamado Tonatiu, porque era el español más rubio de todos, su barba crecida y su pelo crespo, le daban la apariencia de un sol. Pero además de ser el más blanco, también era el más  cruel, despiadado, temible, un verdadera fiera sin sentimientos de piedad, se contaban por cientos, las mujeres que habían sido violadas por aquel chacal. Había sido el lugarteniente de Hernán Cortez durante la conquista de los aztecas, su nombre, Pedro de Alvarado.

Este maldito se sentía invencible, miraba a los indios como si fueran insectos a los que podía matar simplemente pisándolos con fuerza. Por eso cuando supo de la rebelión de los caxcanes, fue a hablar directamente con el Virrey, Antonio de Mendoza, para pedir permiso he ir a redimir a esa bola de rebeldes, le dijo al virrey, que le diera un par de semanas y los volvería mansos y mensos como todos los que ya habían sido conquistados.

El Virrey le dijo,
__NO es conveniente que vayas ahora, es tiempo de lluvia y no te imaginas lo difícil que es cazar a los caxcanes en esta época. Se vuelven invisibles.

__¡aaaaah!, que pueden hacer una bola de indiecillos, si vencimos a los aztecas, si he andado en las selvas de Guatemala, si nadie se ha opuesto a mi espada, que pueden hacerme esa bola de desarrapados.
Ignorando el consejo del virrey, Alvarado reunió un ejército conformado con tlaxcaltecas, michoacanos y españoles.

En Moyahuac hizo su primer campamento y desde ahí preparo su estrategia.


Tenamaxtle en Nochixtlan, mandó llamar a los caciques que lo apoyaban, entre ellos Tencuitlatl y les habló con mucha preocupación.

__ Lo que les voy a decir seguro ya lo saben todos ustedes. Un gran ejercito de hombres blancos han llegado a nuestro territorio. Las noticias que me han llegado es que en  Tonalá mataron a más de cien de los nuestros y conforme van caminando van quemando nuestras casas y violando nuestras mujeres. Me informan que su jefe es el mismo Tonatiu, al que tanto le temen nuestros hermanos aztecas, el hombre de pelo de sol. Los pocos aliados aztecas que tenemos, dicen que una verdadera fiera, que no le entran las flechas y las piedras rebotan de su piel porque también es de piedra. Hermanos zacatecos, chichimecas, tezoles, Mi deber como guerrero guía, es informarles que frente a este hombre, solo conoceremos la derrota porque es invencible, tiene muchos carrizos de los que lanzan fuego, y sus cuchillos no se quebran como los nuestros. Sin embargo les diré cual es mi pensar, yo luchare hasta la muerte, yo nunca volveré a ser un esclavo de los blancos, ya trabaje labrando su tierra, plantando su caña y escavando la tierra para que saquen caca de los dioses, yo no quiero que tampoco eso hagan mis hijos, antes que eso, prefiero morir. Yo los invito a que juntos luchemos, pues es mejor morir peleando que escavando la tierra sin probar de sus frutos. Sin embargo si alguno de ustedes tiene miedo, puede retirarse.
Tencuitlatl se incorporo y habló

__Primero quiero decir que no es bueno que nos llamemos tezoles, zacatecos o chichimecas. Todos estamos luchando por lo mismo, por no ser esclavos. Yo he sabido que ese que llaman Tonatiu, ha dicho que viene a humillar a los caxcanes, y cree que con eso nos ofende, pues yo digo que ese nombre esta bien, porque no les damos de lo nuestro, no hay, no tengo….por eso yo sugiero que de hoy en adelante nos llamemos todos LOS CAXCANES,,,, una sola tribu.
La sugerencia de Tencuitlat  fue aprobada con una serie de aullidos. Luego continúo.
__Miren que el sol no es invencible. Con un solo dedo lo puedo tapar, muchas veces se ha visto, que en plena luz del dia, la luna puede matarlo. Este Tonatiu tampoco es invencible. El se siente fuerte en su bestia de cuatro patas. Yo le pido al gran Tenamaxtle, que me permita a mis guerreros y a mí, concentrarnos solamente en ese pelos de pitahaya de órgano, pelos de temachaca vieja, cara de panza de bagre, cara de huevos de venado. Nosotros nos podemos concentrar solo en el, mientras todos los demás luchan contra el resto. Pido ese favor al gran Tenamaxtle, o en su defecto, morir junto con los demás antes de ser esclavos.
__Es buena tu sugerencia Tencuitlatl. Te la apruebo, tu gente y tu, solo se dedicaran a un solo hombre, a ese hijo del Dios sol.
__No, a ese hijo de una zorra con jiricua.
__Bien, tenemos la ventaja que ellos no conocen nuestro territorio, nosotros nos podremos esconder en los tacotales, atrás de los frijolillos, los empujaremos a los huizcolotales o a los arroyos crecidos, el rio solo nosotros sabemos en donde se puede pasar con facilidad ahora que viene crecido. Nuestro campamento lo tendremos en el cerro del Mixtón, pero nuestra primer lucha será en el cerro de las ventanas. Y que los escribanos dibujen los códices, con un niño sentado en el cerro con un puñado de flores.

Alvarado no se imaginaba la trampa que le estaban tendiendo. Escondidos entre los arbustos, miles de indios caxcanes lo esperaban con todo su armamento.
El hijo del sol se sorprendió que en ninguno de los pueblecillos por los que iva pasando encontraba gente. De Moyahuac siguió rio arriba, pero las chozas que encontraba estaban abandonadas. Paso por Contitlán, y fue lo mismo.
Un poco mas adelante, Tencuitlatl, estaba con un grupo de guerreros, haciendo como que estaban pescando. Los guías de Alvarado también los miraron  y al momento  corrieron a avisarle a su general, este de inmediato azuzó a sus soldados.
Tencuitlatl y su gente, como si tuvieran mucho miedo, corrieron mientras gritaban asustados. Todo el ejército de Alvarado corrió tras ellos. Los caballos eran veloces, mucho mas que los hombres, pero no en donde hay hizcolotes y huizaches porque ahí fue que corrieron aquel grupo de guerreros. Llegaron a las faldas del cerro de las ventanas, corrían a todo lo que daban sus piernas, los caballos no avanzaban entre aquellos arbustos espinudos, entonces mandaron por delante a el ejercito de tlaxcaletecas y michoacanos. Antes de llegar a la ladera empinada del cerro, Tencuitlatl y los hombres que llevaban se metieron en un tacotal y desaparecieron como por arte de magia. De repente y sin saber de dónde, miles de flechas empezaron a surcar el cielo, para encajarse en la carne morena de los indios que seguían a los españoles. No sabían ni contra quien peleaban porque no miraban nada. Para cuando Alvarado en su caballo llego a con ellos, cientos de sus seguidores estaban muertos y otros se retorcían con dolores de agonía.

__Era una trampa. Pronto, pronto, preparad los cañones. La artillería disparaba sin ton ni son, ni sabiendo a quien. Alvarado estaba desesperado, no miraba a nadie, de repente una piedra golpeo su armadura, después de aquella piedra decenas más de ellas le llovían.

__A mí, a mí, ayudadme que me atacan, a mi todo mi ejercito, protegedme…algunos españoles corrieron a protegerlo, pero no estaban tan cubiertos como el y pronto caían desmallados por tanta piedra que les lanzaban
Luego  todas las piedras se concentraron en el caballo del general. Aunque también estaba protegido, no resistió tanto y en una de esas se escucho como una de sus patas se quebraba.
El general rodo por el suelo.
__Un caballo, dadme un caballo, pronto…Santo Santiago, venid a ayudarme, o Cristo crucificado…
Alguien le dio un caballo y lo monto al momento.
La mayoría de los indios que lo seguían, asustados porque no sabían c0n quien peleaban huyeron despavoridos. Al mirar que sus aliados huían Alvarado tomo la cobarde decisión, igual que la noche aquella en que los aztecas estuvieron a punto de matarlo.
__Retirada, retirada,,, huid, huid,,,
Le dio vuelta a su corcel y sin importarle la suerte que corrieran sus soldados se puso a salvo el mismo. No paró hasta que llego a la iglesia de Moyahuac.
Poco a poco empezaron a llegar los pocos hombres blancos que quedaron, y después algunas decenas de indios, de los miles que llevaba…

__Vámonos, vámonos de aquí, a mi que me importa si los caxcanes no quieren pagar tributo, o que no quieren trabajar, aquí no tienen oro, yo no sé qué demonios ando haciendo aquí, vámonos.
No hubo manera de hacerlo reaccionar, aquel cobarde huía como gallina asustada. Se sentía muy adolorido, aunque las piedras pegaban sobre la armadura y su yelmo, las piernas las tenía muy adoloridas, así como las manos.
Tenamaxtle no ordeno la persecución, a pesar que Tencuitlatl se la sugirió.
__No valiente guerrero de Xochilpilli, Tonatiu va derrotado, no volverá jamás.
__ Con el respeto que me mereces gran Tenamxtle, no confiemos nunca, Te pido me permitas ir tras el y seguir luchando, solo iremos algunos de mis guerreros y yo, para que no quedes desprotegido.
__Puedes ir valiente Tencuitlatl.
Sin perder tiempo, una docena de caxcanes, tan valientes como el, corrieron siguiendo a los españoles que huían. Ya llevaba un plan, de tal manera que desde la madrugada había mandado que con copal de piedra taparan la salida de las abejas de diez guarichos de los que ellos cuidaban para la miel. Con ellos cargando siguieron a los cobardes. Adentro de los guarichos se escuchaban las abejillas enojadas/
Fue  al subir la sierra con rumbo a Yahualica. Alvarado no iba protegido con su armadura, caminaban despacio, la cuesta era empinada y difícil, solamente el montaba a caballo, los demás iban a pie,

De repente escucharon delante de ellos un grito de guerra. Ahí estaba Tencuitlatl, con una gola gigante en las manos.
__A él, a él , disparadle, matadle__ Ordeno el general, pero antes que prepararan los mosquetes, se miraron volar hacia ellos aquellas misteriosas bolas. Tronaron, miles y miles de abejillas furiosas salieron de ellas. Un guaricho golpeo la cabeza del caballo que montaba Alvarado, el Zumbido y las abejas lo asustaron. El caballo reacciono y sin medir consecuencias empezó a reparar en la ladera de tal modo que no guardo el equilibrio y se vino abajo. Alvarado cayó junto con el,. El caballo se incorporo, pero no el jinete, que ciego se tapaba la cara porque muchas abejillas lo estaba picando, por eso no vio cuando el caballo se le abalanzo y lo pisoteo en el pecho. El llamado Tonatiu quedo sofocado, pedía auxilio pero nadie lo escuchaba. Para evitar las picaduras y como no podía correr, se rodo ladera abajo. Se detuvo en una roca, abrió los ojos, un indio estaba parado junto a el.

__Anda animal, ayúdame, no ves que estoy herido, ayúdame.
El indio sonrió y le dijo.
__Siempre he dicho, el sol se puede tapar con la mano, el sol puede morir en mis manos.
Al instante lo reconoció, era el mismo que estaba frente a el con la bola extraña, haciendo un esfuerzo supremo, Alvarado se arrodillo y llorando como una mujer suplico.
__No me mates, no me mates, quiero volver a España, no me mates y te doy lo que quieras.
Algunos de sus compañeros españoles escucharon aquello y no lo podían creer, su general suplicando. Corrieron a auxiliarlo, por eso alcanzaron a ver cuando aquel indio caxcán, con su macana levantada en lo alto, la dejo caer con fuerza sobre el hombre mas rubio de la nueva España, Ya no pudo rematarlo porque miro que corrían hacia el y tuvo que huir, Pero cuando llego con sus compañeros les dijo.
__De ese golpe se muere, pero si no es así, los seguiremos y en la primer oportunidad lo remato.
No hubo necesidad de eso, el llamado Tonatiu, el sanguinario Pedro de Alvarado, no alcanzo a llegar con vida a la nueva Guadalajara, porque lo mato, el cacique de Xochilpilli, Tencuitlatl.

El regreso feliz a contárselo a Tenamaxtle, celebraron con mucha alegría, pero no se imaginaban que aquello apenas comenzaba, pues un hombre con mucha inteligencia, pronto prepararía el mas grande de los ejércitos de la nueva España, para ir a luchar contra los caxcanes.

FRANCISCO RODRÍGUEZ LÓPEZ

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