Historia Fantástica de El Remolino
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Novela escrita por: Francisco Rodríguez López.
comentarios y sugerencias: caxcan@elremolino.com.mx
Capitulo I, HISTORIA DE EL REMOLINO.
Parado a la orilla de aquel precipicio, el príncipe Macaco contemplaba el vallecito que había a los pies de aquel cerro. Un valle pequeño porque a solo varios tiros de flecha, desde las faldas del cerro en donde él se encontraba, empezaban las faldas de la sierra. Ahí era en donde miraba fijamente, como queriendo descubrir algo o a alguien.
Los mensajeros iban y venían, en el gran Nochixtlan, los hombres_bestias, blancos y barbados, los mismos que habían derrotado a sus hermanos aztecas, ya estaban en Nochixtlan y hacían sus casas tumbando las de sus hermanos chichimecas, decían que ahí construirían algo que se llamaría La Nueva Galicia.
Eso hacían allá y el príncipe Macaco sabía por los mensajeros que estos mismos hombres blancos planeaban bajar la sierra para buscar mas tierras que conquistar.
Los aztecas algunos años antes, mandaron mensajeros pidiéndoles ayuda, pero al saber que aquellos hombres destruían todo lo que encontraban a su paso, incluyendo sus ídolos, Macaco y otros líderes de la región, habían decidido proteger a los suyos, enterrándolos, por eso él estaba ahí, supervisando como miles de indios chichimecas cargaban tierra de el valle para con ella enterrar sus ídolos y su centro ceremonial, el mas hermoso de todos, ese lugar de dioses, construido por una generación ya desaparecida, por aquellos que partieron de aquel lugar llamado Aztlán y llegaron ahí al cerro de las siete cuevas, el centro ceremonial Xochilpilli.
Mapila, su esposa, la princesa de las estrellas, se acercó a él y mientras le tocaba el hombro con tranquilidad le dijo.
__Ya es tiempo mi señor. Los altares han sido cubiertos y solo quedan los dos tronos en donde tu y yo vamos a vivir eternamente cuidando a nuestros dioses.
__Ya voy señora, solo quiero que este ixpolotl de nakatl mire por última vez la belleza del valle en donde hemos sido príncipes y tanto amor nos han dado nuestros hermanos.
__Así es señor mío, pero no estés triste, nuestro destino es quedarnos resguardando a nuestros dioses y la entrada de la puerta que se abre solo cada ueitosostli, a la ciudad en donde esta el agua que hace que nunca se envejezca….
__No estoy triste mi señora, se cual es mi destino, y aquí estaremos hasta que encontremos al elegido, alguien con sangre chichimeca, para que venga y le vuelva a dar luz a nuestro centro ceremonial, ciudad de los dioses, vivienda de nuestro señor de las flores.
__Entonces déjame también estar contigo, contemplar por última vez este valle que nos viera nacer. Mira hacía allá, en dirección a donde se mira el rayo que nos trae la lluvia…ahí esta Amoxochitl, ahí mi nantli me trajo al mundo y mi tajtli me heredo para ti o señor de Chiricuita.
__Así es…Mi tajtli, el gran mistli era señor de Apotzol, pero luego dejo alli a su ikniujtli y se vino a Chiricuita, para reinar la gran Xochitpilli y sus pequeños reinados…Pero aquí, en tlachialoyantepek, en donde viven nuestros dioses, solo somos señores tú y yo,,, por eso nos quedaremos a resguardarlos hasta que un hijo de nuestra sangre venga a sacar nuestros dioses al sol,,,,
En ese momento, un hombre viejo envestido en una túnica blanca de algodón, se acercó a ellos y sin levantar la vista les dijo.
__Mi muy amados señores, solo vengo a decirles que los señores de Teul, Tlaltenango, Teocaltiche y Nochiztlan, ya están aquí para la ceremonia anunciada.
__Vamos hombre viejo y sabio, nuestros invitados nos esperan.
Macaco empezó a caminar y Mapila y el viejo y sabio detrás de él. Aun en ese entonces, aquella explanada estaba adornada por escalinatas y callejuelas que daban a la pequeña pirámide de los sacrificios. Todo a su rededor eran paredes de laja de piedra negra. La subida a la planicie era una larga escalinata y todo lo demás tenía la figura de una pirámide enorme ayudada por la naturaleza misma del cerro. Un cerro apartado de la sierra por el cause de un río, un montículo que se distinguía desde largas distancias por las ventanas emplastadas con estucos de colores, esas ventanas que tapaban unas cuevas a mitad del barranco y que servían como protección para los vigías. Aquel era un cerro lleno de magia, pues entre los naturales se decía que ahí estaba una puerta que se abría solamente un día del año y quien entrara ahí y bebiera del agua de su fuente viviría mil vidas sin dolora alguno.
Macaco caminó sobre la tierra recién depositada para tapar su centro ceremonial. Solo quedó una escalinata abierta, al fondo, como si fuera una cueva, dos tronos de piedra.
Los miles de hombres que acarreaban la arcilla desde el valle dejaron de circular, solamente sobre la planicie quedaron unos veinte hombres, entre ellos los señores de los reinos vecinos. Con una reverencia y gran respeto saludaron a Macaco y a Mapila. Fue Macaco quien empezó a hablar.
__Mi agradecimiento es grandes, nobles señores por servir como testigos para la ceremonia que efectuaremos el día de hoy…Es por todos sabido que ya han llegado hasta nuestro territorio los hombres que son bestia, los que tienen dos cabezas, los que se separan o se unen en las batallas, los que han derrotado a nuestros hermanos aztecas y ahora están construyendo algo que llaman Nueva Galicia, en nuestro gran Nochixtlan. Aquí el señor de Nochixtlan y su hijo Tenamaxtle, nos acompañan y no me dejan decir mentira. Ellos saben que esos hombres son ambiciosos, solo quieren caca de los dioses y nosotros no tenemos, solo tenemos nuestro orgullo,,,,y eso nadie nos lo quita. Por eso hemos decidido esconder nuestro mayor tesoro, nuestros dioses, antes que ellos los descubran y nos los maten…pero eso no será lo único que haremos, también pelearemos hasta la muerte, jamás seremos esclavos como nuestros hermanos aztecas, antes daremos nuestras vidas a nuestros dioses…escucha esto perfectamente pequeño Tenamaxtle, tu vas a ser el general de nuestros ejércitos, y has de morir, antes de ser esclavo….nuestra nación no fue creada para vivir en la humillación.
Luego tomando la mano de Mapila siguió diciendo
__Nosotros nos quedaremos aquí, a resguardar nuestro lugar sagrado y al pasar de los años seremos nosotros quien busquemos al elegido y que traiga de nuevo nuestros dioses a la luz del sol.
Dos sacerdotes acercaron dos braceros ardiendo y sobre ellos echaron copal de piedra, luego quemaron un puñado de costacuales, un puñado de semillas de pithaya y finalmente un puñado de temachaca, todo eso para que a sus príncipes nunca les faltara la comida.
Ninguno de los presentes expresó palabra alguna, Macaco sin soltar la mano de Mapila empezó a descender por la escalinata hasta los tronos que estaban al final de esta y con mucha tranquilidad cada uno tomo uno de ellos, luego escucharon como el viejo y sabio llamó a algunos hombres que pusieron lajas grandes sobre la entrada aquella, finalmente se procedió a dejar pasar de nuevo a los hombres que traían tierra en sus quimiles y así, poco a poco fueron rellenando aquel hueco hasta quedar totalmente cubierto. Luego siguieron trabajando de día y de noche para cubrir lo antes posible todo su centro ceremonial.
Tenemaxtle regresó con su padre a Nochixtlan, a mirar como los hombres blancos seguían destruyendo sus casas para construir lo que ellos llamaban catedral, misión y convento. En su mente no dejaban de resonar las palabras del príncipe Macaco….tu serás el general de los ejercitos, el orgullo es lo único que nos queda al final,, Tenamaxtle se lo juró a si mismo, el jamás dejaría que los blancos humillaran a su pueblo, no mientras él tuviera vida….
:) yo quiero ir a el remolino :D
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