El remolino historia fantastica

domingo, 9 de septiembre de 2012

CAPITULO XIV, el nacimiento de "Crucita".

El nacimiento de Crucita.

 Anastasio y Mercedes nunca se casaron, sin embargo eso no impidió que antes del año que se fugaron les naciera el primer hijo, Antonino Haro, luego, tres años después, Pomposo Haro, pero quien en verdad fue un verdadero misterio desde su nacimiento, fue Crucita, llamada así porque nació el día tres de mayo, el día de la Santa Cruz.

Mercedes ni siquiera sabía que estaba embarazada cuando la dio a luz. Aquel día andaba con Anastasio cortando guamara en la orilla del rio, cuando sintió un pequeño dolorcillo, muy parecido a cuando iba a parir… luego le vino otro y se le reventó la fuente. Asustada le grito a su esposo que se bajara del guamúchil y ella se recostó sobre una piedra enorme que estaba a la orilla del rio y que la gente llamaba piedra de los indios. Apenas llego su esposo con ella, cuando sin más, Mercedes le anuncio que parecía que iba a tener un niño, y en efecto, Anastasio se asomo y contemplo como del cuerpo se su esposa, salía aquella cabecita y luego todo el cuerpo. No lloró la recién nacida, al contrario, parecía que contemplaba a su padre he hizo una mueca como si estuviera riendo. Esa fue una de sus particularidades. Crucita nunca en su vida lloró. De inmediato Anastasio se quito la camisa y con ella envolvió a su hija, volvieron a El Remolino felices, tanto que se les olvidó el gancho y la quiligua en donde juntaban su guamara. Pero estaban felices que mas daba, porque por fin tenían una niña.

 Crucita fue una bendición para toda la comarca, desde su nacimiento empezaron a realizarse milagros, el primero de ellos, fue la visita de la madre de Mercedes.
 Pronto se supo por el rumbo, de la niña que había nacido sin dolor y lo hermosa que era, con su pelito que le caía debajo de los hombros, era una verdadera novedad y más de alguien fue a contarlo al Remolino de los Luna.

 Una mañana, Mercedes molía en el metate su nixtamal, para luego hacer sus tortillas y llevarle de comer a su hombre que andaba desmontando un terreno para sembrar, cuando escucho una voz llorosa y una risotada a sus espaldas. Volteo asustada y miró que eran su madre y su prima Chagua, que esta feliz no podía evitar reír a todo lo que daba.

 __!Madre,madre! __Las tres mujeres se abrazaron emocionadas. Tantos años, tan cerca y solo verse de lejos de vez en cuando, por ejemplo cuando iban a Juchipila, o andando en la temachaca o en la guamara, pero ni esperanzas de hacerse una seña siquiera, siempre estaba presente don José María y se enojaría si lo hicieran.

__ ¿Y la niña Meche,,,, on ta la niña greñuda y chula…yo la quero ver prima,,,,on ta, on ta? __Con premura exigía la pasguata…

 Mercedes sin dejar de abrazar a su madre, las condujo al interior del jacal, y ahí, en un huacal que colgaba de lo alto de un morillo a manera de cuna, estaba a la niña, sentada tomándose de los bordes. Al mirar a las mujeres las recibió con una sonrisa.

 __ ¡Virgen santa mija! ¿Pos cuanto tiene tu niña que ya está muy sentada sola? __

Un mes madre, solo un mes y ya se voltea y se sienta solita. Si aquello les sorprendió, más emocionadas quedaron cuando muy claramente la niña expreso.

__Abuelita, ven...ven.

__ ¡habló, parece que habló!

 __ Madre, mi niña hace tantas cosas curiosas, es una bendición… El padre de Moyahua nos dijo, que es un ángel bajado del cielo, que viene con una misión, pero ni él supo cual es.

Con ternura la abuela cargo a su nieta, y la niña extendió un brazo como pidiéndole a Chagua que se uniera con ellas. Ambas la abrazaron con ternura. La abuela empezó a llorar, pero crucita, hizo su cuerpecito hacia atrás para mirarle el rostro, con sus deditos limpio las lagrimas y luego, con su cabecita y un dedo, le hizo la señal de ¡no!.

Aquella noche en el jacalerío de los Luna, se escucharon los gritos enardecidos de son José María. Ni la esposa misma supo de donde sacó valor para contarle lo que habían hecho en la mañana, pero él lo tenía que saber, que tenían una nieta prodigiosa y que abrazar de nuevo a Mercedes había sido una bendición,

__ ¡Que juites a dónde jija de tu…! __

Si José María, jui a ver a mija, y a mi nieta. Y tú también deberías de ir, pa que tanto orgullo si eso ni se come ni se vende. __

 Pos sábetelo Tranquilina, que sea la última vez que vas a visitar a esa pasiada, no quero saber que volvites a ir o te voy a dar una surunguiza con la coyunda de los bueyes. Que no te duele tantos desprecios que nos han hecho, las tranquizas que se ponen tus hijos con los Haro, la mano de Gumaro. De plano no tienes vergüenza.

__No José María, tas equivocado. Vergüenza si tengo, y mucha, pero con mi hija por no haber sabido ser buena madre, y voy a seguir yendo a verla, y si no quieres, mátame, mátame aquí mesmo.

__Y mátenos a las dos, pus que… yo tamien voy a ir a verla.

 __!Tu cállate Rosaura, la plática no es contigo! Además todo esto es por tu culpa, si hubieras sabido cuidar a Mercedes. Yo no se pa que te recogí cuando murió tu madre, y te crie como una hija, y siempre he dicho que eres mi hija, pero ya no… eres una arrimada.

 __Pos ahí diga todo lo que quera…ni lo oigo, haga de cuenta que le grita a la mosca que le cayó a su plato de temachaca y ya se la comió,,, jiar, jiar, jiar…. y yo si voy a ir mañana y Chimino va a ir conmigo, Crucita es milagrosa y le voy a pedir, que nos quite lo lerendo, aunque sea tantito.

 __Pero que no nos quite lo jarioso__ Respondió al momento Chimino __Y ándale, apúrale, ya amonos al jacal.

En aquella aseveración de que tenía algo de milagrosa, no se equivocó Rosaura, aquella niña a la edad de un año, ya hablaba perfectamente y tenía la particularidad de que adivinaba cosas sin que nadie le dijera nada. Poco a poco se supo de aquella virtud en la comarca y a Crucita la gente dio por llamarla, la niña Zaurina del ranchito El Remolino.

A diario el jacal de Anastasio se miraba visitado por decenas de personas que iban a ver a la niña Zaurina para que les despejara alguna duda. Crucita se la llevaba en el patio jugando con los animalitos que su padre atrapaba para ella, tenia ardillas, conejos, un gran número de pájaros salvajes como palomas pintas y calandrias, pero lo más increíble, era que tuviera un coyotito, manso, dócil, y eso que la gente decía que un coyote jamás se domestica.

La visita de tanta gente, molestaba a Mercedes, no la dejaban hacer sus quehaceres, y siempre tenía que estar al pendiente de su hija, pues mas una vez se la quisieron robar para llevársela lejos y hacer negocio con ella. En cuanto escuchaba el ¡Buenos días señora! La ponía alerta y al momento contestaba.

__No, aquí no es, aquí no vive la niña Zaurina, es mas adelante. Pero al momento se oía que Crucita decía

__Déjalos entrar mamá, son gente buena, déjalos entrar.

Nadie necesitaba decirle nada, con solo mirarlos al momento les decía su problema como cuando fue don Onofre Villarreal a preguntar por unas remudas que se le habían perdido.

Crucita lo miro y sin sonreír le dijo.

__Mire don Onofre, ya no busque sus remudas, los chinacos las encontraron en el llano y las agarraron porque las necesitaban para cargar un dinero que se robaron del Mezquital del Oro… el dinero lo enterraron en Moyahua y luego sus remudas las mandaron para Fresnillo, van con ese rumbo, así que mejor delas por perdidas y no les reclame, porque esa gente no tendría ningún miramiento en matarlo. Mejor vallase para su casa y consígase otros animales. Dios lo va a bendecir.

Don Onofre se quedo admirado y solamente le quedo preguntar.

__Cuanto se te debe.

__ El precio que te voy a cobrar Onofre Villarreal, es muy alto y tú sabrás si lo quieres pagar. Mira ahora que salgas al patio, ahí en fogón donde tortea mi madre, avienta a las brazas tu orgullo y ya sin él, vete a tu casa y agarra un queso fresco de los que acaba de hacer tu mujer, y con él en la mano vete a la casa de tu compadre Eligio y cuando llegues, nomas dile que les llevas ese queso, y que si te invitan una tortilla te lo quieres comer junto con él y su familia.

__ ¡Que yo vaya con mi compadre Eligio! Ni el patrón Santo Santiago lo permita. Ese bandido me robo una carga de maíz el año pasado cuando partió la cosecha.

__ ¿Y por una triste carga de maíz has perdido una amistad de toda la vida? ¿Por una carga de maíz has renegado del sagrado sacramento del bautismo? Porque tú y él están emparentados. Y por una triste carga de maíz has sufrido mucho Onofre Villarreal, por algo que no vale la pena. Tu compadre sufre igual que tu y también le gustaría reconciliarse pero los dos son muy orgullosos y eso los hace ver mal las cosas. El sufrimiento es para el que así lo quiere. Mira, por ejemplo ahora sufres de coraje por lo que te robaron los chinacos. ¿Dime, que te ganas? Tu sufriendo y ellos muy campantes. No vuelvas a sufrir Onofre Villarreal, esta vida nos la presta Dios para ser felices, y si en algo quieres pagarme, llévale ese queso a tu compadre, y no le reclames nada ni le hables de la carga de maíz, en todo momento sonríele, veras que todo se arregla por sí solo, hazlo y si no quieres, sigue sufriendo Onofre Villarreal, que Dios te bendiga.

Una semana después, Onofre Villarreal llegó con toda su familia para fincarse en El Remolino, para estar cerca de la niña Zaurina. A la gente le platicaba que por el camino, mientras llegaba a Juchipila iba pensando y pensando en las palabras de aquella niña. Que lo dudó un poco antes de decirle a su mujer que le pusiera en un plato un queso fresco. Varias veces estuvo a punto de regresarse, como pues iba a hablarle el primero a su compadre, si el bandido había sido él. Pero se armó de valor y siguió su camino. Cuando llego a la casa de Eligio…

viernes, 7 de septiembre de 2012

CAPITULO XIII, "Los Chinacos", (El Gavilán)

"Los chinacos", (El gavilán)


La tensión creció entre los dos hombres al igual que la tela que ambos sostenían… los machetes se fueron levantando lentamente. Anastasio de reojo miró a Mercedes, que con ambas manos se tapaba el rostro para no mirar el desenlace del pleito, cualquiera que fuera el vencedor, le provocaría a ella una pena.  Aquel descuido por poco y le cuesta la vida.  Gumaro lleno de rabia, lanzo el primer machetazo directo a la cabeza de su rival. Anastasio completamente sobrio lo pudo eludir y al mismo tiempo también lanzo una estocada que detuvo antes que llegara al pecho del primo de su mujer. En ese instante tomo una decisión, el no mataría a Gumaro, él no le iba a provocar un pesar a la mujer que tanto amaba.
Los presentes notaron el movimiento y no lo entendieron, el padre de Anastasio grito ordenando.
__Fíjese lo que hace mijo, este cristiano no va a tener consentimientos como los que anda haciendo usted.
Anastasio no respondió nada y se dedico a eludir las estocadas de Gumaro y a concentrarse en no soltarse del paliacate. La pelea se hizo sangrienta, pero de un solo lado, por más que Anastasio se defendía, de vez en cuando el filoso machete de Gumaro llegaba a tocar su piel y la rasgaba haciendo que salieran borbotones de sangre. Los gritos de Mercedes lo aturdían, los gritos de su padre y sus hermanos exigiéndole que acabara con Gumaro también, pero él no les hacía caso, simplemente seguía defendiéndose, hasta que un machetazo lanzado por el agresor, le llego de frente y le corto el hombro derecho haciendo que casi perdiera su machete. Sintió que perdió  fuerzas y por poco suelta su arma. Comprendió que estaba perdido, la única manera de salvar su vida, seria soltar el paliacate y salir corriendo, aunque toda su vida fuera catalogado como un cobarde, o en su defecto, dejarse matar por aquel agresor. Mejor morir valiente que vivir como cobarde, pero defendiéndose hasta el último momento. Por ese pensamiento saco fuerzas de su espíritu valiente y por fin lanzo un machetazo con todas sus fuerzas, pero fue precisamente en el momento que Gumaro lanzaba otro y los machetes chocaron con tal violencia que se fueron hacia abajo. Fue  tan mala la suerte para el primo de Mercedes, que su mismo machete fue directamente a la canilla de la mano que sostenía el paliacate y este, cortó piel, tendones, venas y todo tejido entre la mano y el brazo, haciendo que su mano saliera cortada completamente de su cuerpo. Gumaro ni siquiera se dio cuenta, solamente noto que el paliacate no estaba sostenido con él, y con el muñón que lanzaba sangre a borbotones tiraba agarrones, pero era inútil, ya no tenía mano con que agarrarlo.
Ahí termino la pelea.  Gumaro  soltó su machete para apretar su antebrazo. Anastasio también dejo caer el suyo para ayudarlo. Los que presenciaban la pelea corrieron a auxiliarlo también. El padre de Anastasio sin miramiento alguno ordenó.
__Anastasio, tráetelo pa acá, al comal caliente. Tenemos que quemar esa herida pa que deje de sangrar, o si no esté cristiano se nos muere.
Y así lo hicieron. El grito que lanzo Gumaro fue ensordecedor. Se escucho en Contitlán, Atemajac, Amoxochitl, Juchipila, y por supuesto también, en el Remolino de los Luna.
Luego de quemar la herida, Gumaro dejo de sangrar, pero se desmayo por el dolor. Mercedes  tendió un petate y ahí lo acostaron. Lo cobijaron con el sarape de Anastasio, y ahí quedo, quejándose del dolor. Luego atendieron a Anastasio. Con una aguja arriera que quemaron  en las llamas vivas, Anastasio fue cocido en sus heridas por su padre. El también gritaba de dolor, pero su padre sin consentimiento alguno con una aguja arriera cerró con ixtle las mayores aberturas en donde estaba sangrando.  Estaba en esa labor cuando escucharon el galope de varios caballos que se acercaban.
Hasta aquel patiecillo llegaron los jinetes, al frente de ellos iba don José María Luna, que machete en mano detuvo su remuda y contemplo la escena. Mercedes agachó la cabeza, los hermanos de Anastasio también desenvainaron sus machetes. Eran seis de los Luna, la llevaban de perder. Don Gorgonio dejo de zurcir las heridas de su hijo  y encaro a los recién llegados.
__Su muchacho vino buscando pelea. Mi hijo no lo quiso matar. Ahí ta tirado…nosotros somos gente de paz. Perdió una mano en el pleito. Ahí ta tirada también.
Don José María no dijo nada, observo todo, la mano de su sobrino aun con el paliacate amarrado. A una seña  uno de sus acompañantes se bajó de su caballo y se acercó al recién manco. Con otra seña, este  le indico al viejo Luna que Gumaro  estaba con vida. Luego el mismo observador levantó al herido, se lo puso al hombro y luego lo acercó con uno de sus parientes para que lo subieran a un caballo.  Antes de partir el viejo Luna dijo:
__Vamos a esperar a que despierte mi sobrino y nos diga que pasó. Si le hicieron bola, vayan rezando por el alma de todos ustedes, si fue legal, de cualquier modo, algo se va a hacer, esto no se queda así.
Mercedes se atrevió a hablar.
__No padre, fue Gumaro el que vino buscando y Atanasio solamente…
__Uste cállese sinvergüenza, y no me diga padre que uste ha muerto para mí, yo no soy su padre, yo no soy  padre de mujeres pasiadas. ¡Vámonos!
Y así fue como nació aquella rivalidad entre los Luna y los Haro. Aunque en aquella ocasión solamente resultaron dos heridos, los pleitos entre ellos fueron constantes. En cualquier parte donde se encontraba un Luna, con un Haro, ya se sabía que el enfrentamiento era inevitable, por fortuna para ambas familias, nunca hubo un muerto que lamentar.

Las heridas de Anastasio sanaron y Gumaro se resigno a verse con una sola mano. Ninguno de los dos fue castigado por las  autoridades por su enfrentamiento, simple y sencillamente porque en esa época no existía la autoridad. El gobierno español preocupado por no dejarse arrebatar  el poderío del territorio de la nueva España, no les interesaba los pleitos particulares. El ejercito insurrecto tampoco se preocupaba por solucionar problemas casuales, solamente se enfocaban en atacar a los españoles para lograr lo más pronto posible la independencia.
Por esta razón en el territorio mexicano, aparecieron un grupo marginado de la sociedad, los mestizos, que a principios de la separación de castas, fueron los hijos de indio con negro y despóticamente se le llamaba CHINOS, por lo rizado de su pelo, pero luego de muchos años, para hacer más ofensiva la palabra a los españoles les dio por llamarlos, CHINACOS, y este apodo lo adoptaron todos aquellos seres que fueran mestizos, que importaba las razas que se hubieran cruzado para su existencia.
Los chinacos aprendieron a distinguirse de las demás ramas de la sociedad, para reconocerse entre ellos, y si bien no podían compararse con los españoles y los criollos, tampoco querían ser considerados indios o negros, así que adoptaron una manera muy particular de vestirse, de comunicarse, de sobresalir, pero una de sus mayores características, es que el chinaco era muy valiente y orgulloso. En las guerras de independencia se miraban sobre salir de las demás tropas. Desgraciadamente no había partido ni liderazgo y bien algunos grupos participaban con los liberales y otros con los conservadores.
Pero también por no existir la ley ni el orden, muchos de estos hombres se volvieron bandidos. No había quien se los impidiera. Unidos y aprovechando el caos nacional, muchos de ellos se enriquecieron robando, caminos reales, minas y haciendas. Los más famosos fueron el Zarco, los bandidos de Rio Frio, y El Gavilán del cañón  de Juchipila.
Dicen que el Gavilán era nacido en Nochistlán, no hay pruebas de eso, solamente se sabe que formo una banda con más de doscientos hombres, que muy bien armados y montados, robaban desde Fresnillo, Valparaíso, Mezquital del oro, Nochistlán, y hasta las haciendas de Jalisco, robando una vez, la catedral de Guadalajara.
Había adoptado el nombre del Gavilán, porque una de sus características era que le gustaba robarse a las mujeres, o pollitas como él las llamaba, disfrutarlas y luego matarlas en donde enterrara algún tesoro, según esto para que se quedaran ellas cuidando lo robado.
Tenía muchos refugios a lo largo de su territorio, pero uno de sus favoritos, era el cerro de las Ventanas, porque ahí había encontrado muchas cuevas para esconder lo logrado en sus atracos.
En todas partes era muy temido El Gavilán por su crueldad, aquel hombre vestido siempre de negro, con su sombrero galoneado, su sarape de saltillo y sus pantalones adornados con oro y plata se distinguía principalmente por su machismo. Le gustaba enfrentar duelos de paliacate, con su daga no había rival que le ganara, era un verdadero as en ese tipo de enfrentamientos. Por esta razón principalmente, es que se había ganado el respeto de sus hombres, porque el Gavilán si era macho,
Un mal día definitivamente sembró sus reales en el cerro de las ventanas, ahí hizo su campamento  y no permitió que nadie volviera a sembrar y ni ir a la temachaca siquiera. Salían a hacer sus correrías, robaban, y aunque a veces tardaba meses en volver, siempre regresaba a su cerro favorito.
Para desgracia de Anastasio Haro y su familia, un día tuvo la mala fortuna de que el Gavilán se fijara en la belleza de Mercedes Luna, y curiosamente por primera vez en su vida, aquel hombre malvado  sintió el amor por una mujer. Con ella se portó diferente, la quería a la buena, nunca se imagino que eso causaría una tragedia, lo cual traería como consecuencia, EL ORIGEN DE LA FIESTA DE LA SANTA CRUZ.

FRANCISCO RODRÍGUEZ LÓPEZ.



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miércoles, 29 de agosto de 2012

CAPITULO XII, La fuga de Mercedes Luna

La fuga de Mercedes Luna

Con el valor de que los Luna se habían fincado cerca del camino real, y nadie les dijo nada, otras familias empezaron a hacer lo mismo.  Más al sur de los Luna edifico su jacal Josiano Reynoso, Epigmenio Benítez y Lorenzo Sandoval; al norte Esteban Quintero, Ponciano Jiménez y Leobardo Ríos, de lo alto del Cerro de las Ventanas se bajaron los Rodríguez y del otro lado del Rio unas familias de apellido García.

Por las noches se alumbraban con pedazos de ocote o lumbradas en los patios, desde lo alto del cerro de las Ventanas se empezó a notar que iba creciendo un rancho, algo largo, no muy ancho, pero llevando el mismo nombre… “El Remolino”.

Aunque los Luna construyeron un pozo del que sacaban buena y abundante agua todo el año, Mercedes Luna, pretextando que no le gustaba el agua del pozo, todas las tardes, acompañada de Chagua, iban arroyo arriba a hacer un pocito entre las piedras y traer su agua en sendos cantaros.  Tal vez en verdad no le gustaba el agua o tal vez era porque todas las tardes Anastasio Haro esperaba bajo un mezquite que ellas pasaran para saludarlas reverenciando su cabeza, tanto de ida como de venida, era todo, no se atrevía a dirigirle la palabra a aquella güerita de trenzas largas.

Aquella tarde Anastasio las diviso cuando venían, su corazón dio un vuelco, de verdad ¡como amaba a aquella chulada de mujer!, el tan valiente para otros menesteres, no entendía como no podía acercarse a la muchacha y siquiera decirle buenas tardes…

Cuando pasaron junto a él, Mercedes lanzo una carcajada por algo que le iba contando a su prima la “lerenda” y Chagua correspondió de la misma manera.

__Así es Chagua __Dijo Mercedes __ Pa estos mentados Juchipilas, los hombres son re collones, ni siquiera se atreven a decir buenas tardes, nomas parecen machos, pero de eso no tienen nada.

__Pos si Meche, pa macho mi Chimino, ese si es aventado no como otros __Al decir esto Chagua volteo a ver a Anastasio y volvió a reír fuertemente.

__Buenas tardes don Anastasio__ Saludo por primera vez Mercedes.

El hombre sintió que la tierra se le movía, supo de inmediato que aquella platica era por el, inconscientemente empezó a sudar, su respiración se agito  y la vergüenza se le atraganto de tal modo que se le hizo un nudo en el gaznate y no pudo  responder al saludo.

__Ya ves Chagua, ni responden siquiera, son re collones, pa allá onde vivíamos antes, si eran machos, se robaban a las muchachas a la juerza y ni quien les dijera nada__ (Nuevamente se escucharon las carcajadas).

Esa vez, con todo su orgullo destrozado y ganándole a la vergüenza, Anastasio Haro, jalando a su mula las empezó a seguir.

Las alcanzo cuando con jícara en mano, Mercedes limpiaba el pocito… estaba de espaldas, a pesar de sus naguas abajo del tobillo se notaban sus enormes caderas, Anastasio sintió un estremecimiento. Chagua  dijo algo y mercedes volteo a donde Anastacio a unos metros embelezado la contemplaba.

__¿Que paso don Anastasio, se le ofrece algo? ¿Tiene sed? ¿Quiere poquita agua?

Ni siquiera Anastasio supo de donde saco el valor para decirle fuertemente.

__No, a la que quiero es a usted, y…y…y

__Y, ¿y qué? Ya parece ratón, y no me diga que me quiere pa su novia.

__Pos sí.

__No Anastasio, usted no sabe hacer las cosas, usted cree que mi tata nos deja andar de noviecitas, no mi alma, así no se hacen las cosas, mejor llegue y dígame que me viene a robar.

__¡A pos si!,

__Ándele, así es otro cantar. Ahora vera.

Mercedes se incorporo y agarrando su cántaro lo levanto arriba de su cabeza y luego lo dejo caer sobre las piedras en donde broto hecho tepalcate, luego ordenó.

__Arrime la mula pa acá y ayúdeme a treparme.

Por primera vez Anastasio sintió la estrechez de aquella cintura y casi en vilo subió a la muchacha hasta la silla de la mula, luego se trepó él y ella se recargó en su pecho al momento de abrazarlo, aquello era como ir al cielo. Chagua todo lo miraba emocionada y aplaudía por la intrepidez de su prima. Antes de partir Mercedes le ordenó.

__Mira Chagua, luego que nos vayamos, nos vas a dar un tiempecito, un buen ratito y luego vas a correr a la casa y vas a decir que Anastasio Haro me robo, que me subió a la fuerza y hasta se me quebró el cántaro, luego dices  que me llevo arroyo arriba. Entiendes?

__Si…si… hay que romántico todo esto... __Y al decir eso, Chagua corrió arroyo abajo gritando __Mi  prima se robo a Anastasio y le quebró el cántaro, se jueron arroyo arriba, mi prima…

__Espérate Chagua, espérate….todavía no!__ Pero la pasguata no hizo caso por lo que Mercedes ordenó de inmediato __Vámonos mi alma,  y arrea la mula porque no quiero pensar que mis parientes nos encuentren antes de,,,, yo los conozco. Llévame a donde tu quieras, menos  arroyo arriba.

Y al decir aquello, Anastasio  espoleo a su mula y subió el talud del arroyo para llegar a una yunta recién sembrada que atravesaron a todo lo que daba la mula sin importarle el daño que le hacía a la milpa recién germinada para bajar luego al otro arrollo que bajaba del Moral, por un ratito corrió por ese Zanjón, pero antes de llegar al camino real, salió del cauce y siguió al sur hasta llegar a lo que la gente llamaba el arroyito blanco, que por la creciente que había tenido la noche anterior, hizo que la mula se atascara y se negara a pasar aquel lodazal. Anastasio la espueleaba y la fustigaba con la cuarta, hasta que entendió que tendrían que ir a rodear hasta el camino real, Pero antes de hacerlo Mercedes le dijo:

__Espérate Anastasio, espérate. Bájame, quiero descansar, mira, ven, ves esa huizachera, ahí lleva a tu mula y amárrala en donde quede escondida, luego ven, nosotros nos vamos a esconder en ese tacotal…. si, amarra tu mula y luego, llévame al tacotal…

Para cuando se oculto el sol y las sombras de la noche los rodearon, recostados sobre las faldas de Mercedes, amorosos se escuchaban en mitad de aquel tacotal, los besos y los suspiros. Finalmente ella recargada sobre el pecho del hombre le dijo amorosa.

__¿Me vas a cumplir Anastasio, ya me hiciste tu mujer, me vas a cumplir  o me vas a devolver?.

__Como crees Meche, como tú dices,  ya eres mi mujer y eso es para siempre.

__Entonces quiero que me hagas mi jacal a la orilla de este arroyito, poquito más para allá, a un ladito  del camino real.

__Pos yo había pensado que nos fuéramos  pa Moyahua, aquí nos van a encontrar re fácil,

__No te apures, pa estas horas han de estar todos enmuinados, pero ya resignados porque ya saben que ha pasado, lo que ha pasado, y aunque el coraje les puede durar toda la vida, ya no me arrebatan de tu lado, es más grande la vergüenza de tener a una mujer pasiada en la casa, aunque no te extrañe que te busquen  pleito onde quiera que te encuentren, pero venirte a buscar, de eso no tengas pendiente.

__Como tú quieras Meche, como tú quieras, si aquí quieres tu jacal, aquí mesmo te lo hago.

Mercedes tenía razón, en aquel momento don José María Luna y sus parientes varones, volvían muy molestos después de buscar a Mercedes por varias horas.

Una vez más cuestionaron a Chagua.

__Tonces pa onde ganaron Rosaura!

__Pos ya les dije, arroyo arriba.

__Pos no había gueyas de la mula!

__Pos ya les dije que se jue volando 

__Tas bien lerenda, y luego ¿pues que no ibas pa cuidarla? ¿Como se la robo?

__Pos yo que le cuidaba, y a luego la que se lo robo a él jue ella.

__No digas pendejadas.

__Ma, pos pa que me preguntan pues

__Esto no se queda asi__ Dijo Gumaro Luna__ En donde quera que me encuentre a es hijo de su Juchipila madre, le sonrajo un machetazo,,,, ¡ya dije, ya dije!…

A los pocos días, Atanasio, su padre don Gorgonio, y sus hermanos Placido, Tiburcio y Atenójenes, levantaron aquel par de jacales a la orilla del  Arroyito Blanco, en donde harían su morada  los dos tortolitos.  Ya los andaban techando cuando escucharon  un grito lleno de bravura,  a unos cuantos metros de ellos, Gumaro Luna , machete en mano, exigía la presencia de Anastasio para matarse como los meros machos. Se notaba que iba alcoholizado y eso presagiaba que no entendería razones. Aun así don Gorgonio quiso meter paz, pero Gumaro no iba a escuchar palabras, iba a matarse con Anastasio. Mercedes también quiso intervenir queriendo convencer a su primo que se fuera, pero la contestación de Gumaro aludiendo que se callara piruja hija de su tal por cual... hizo que Anastasio  también agarrara su machete y enfrentara al borracho,,, Nunca un Haro se había rajado de un reto de esa índole, eso lo sabia su padre, eso lo sabían sus hermanos y por nada del mundo ninguno de ellos participaría en su defensa.

Cuando estuvieron frente a frente, Gumaro se desamarro el paliacate que traía amarrado a su cuello y enredando fuertemente una punta en el dedo índice de la mano que le quedaba libre, le ofreció la otra punta  a su rival.

__Si de verdad eres macho Anastasio, agárrate de este paño, si te sueltas  es que no eres hombre y si juyes, ni quien te siga, pero no vas a tener derecho de esa mujer, ¡ella es mucha hembra para ti!...

En ese momento Mercedes entendió muchas cosas,  el porque la cuidaba tanto su primo, el porque tanto celo con cuanto muchacho le hablaba, el porque lo escucho llorar muchas veces a un lado del jacal donde ella dormía. 

__Deme pa acá ese paliacate pues__ Dijo Anastasio muy serio__ y que sea lo que Dios quiera amigo… pero por esta mujer, con cualquiera, con cualquiera me rajo el alma.

FRANCISCO RODRIGUEZ LÓPEZ


miércoles, 13 de junio de 2012

CAPITULO XI, fundación de la Capital del Cielo.

FUNDACION DE LA CAPITAL DEL CIELO.

Atanastacio Haro detuvo su mula frente a aquel grupo de gentes extrañas, que, en aquel llanito, a un lado del arroyo y del camino real, contemplaban embelesadas el cerro de las ventanas.
__Buenos días les de Dios __Saludó
Don Jose María Luna, el hombre mas viejo de aquella caravana fue quien contestó y al mismo tiempo preguntó.
__Buenos días amigo ¿oiga, de casualidad no será este el mentado cerro de las Ventanas?
__Pos fíjese que si.  Ese es el mentado cerro de las Ventanas. Seco ahora en las secas, verde en tiempos de lluvias. Y a luego pues, ¿quien son sus mercedes y que los trae por estos rumbos?
__Vinimos a buscar un tesoro __Se escuchó una vocesita ladina muy alegre.
__ ¡Cállate tú lerenda! __ Al instante respondió Jose María a el comentario de su hija, que a leguas se miraba que no estaba en sus cabales. Luego volviendo a ver a Anastacio agregó __No le haga caso, esta mal de la cabeza. Es mi hija Chagua, me nació pasguata y pos ni modo, hijos son hijos. Donde quiera anda viendo tesoros.
El resto de la caravana hizo murmullos reporbatorios por el comentario de Chagua y miraron nerviosos a hombre en la mula. Anastacio los observó a todos. Serían unas cuarenta personas contando a los niños. Varios hombres hechos y derechos. Todos con apariencia de campesinos. Dos carretas jaladas por bueyes, un caballo, dos mulas, muchos burros cargados, unos con costales y otros con pastura.
__Pos si__ siguió diciendo Anastacio, para hacer notar que había ignorado el comentario de la loquita __ ese es el cerro de las Ventanas, ¿Y pa donde van ustedes pues? Se ve que van de viaje.
__Pos nos acabamos de bajar de la sierra. Pizcamos y ya ve usted puesn, que uno se baja sin saber pa donde ganar, buscando nuevas tierras que le presten a uno pa desmontar y sembrar.
__No pos si de eso se trata, no vayan tan lejos, aquí sobran tierras pa sembrar. Iren, ahí ta el río Adentro,  hay muchas laderas pa sembrar, las dan al tercio, si queren yunta, pos hablen con don Jerónimo Baltazar, si queren pa este lado mas allá de las huizcoloteras se puede desmontar, pero son tierras blancas, no dan mucho maíz, pero mas pa alla de los cañaverales, hay buenas tierras.
__Se podría sembrar ahí mero, en el cerro de las Ventanas.
__Pos sabe, siempre lo han cuidado mucho, unos tales Roldanes, no les gusta que se siembre, pero de todos modos no falta quien le eche ganas. Esos solo vienen cada año a ver su propiedad.
__Oiga, y donde nos podríamos quedar. Digo, que no le moleste a naiden.
__Pos onde quieran, hasta aquí mesmo si les place, pos ni quien los corra, o si no dicen que les dio permiso Anastacio Haro. No es mio , pero este es el camino real.
Mientras platicaba con Jose María, Anastacio no dejaba de mirar a aquella muchacha de trenzas gruesas y largas, que sobresalían a su reboso. Ella se mantenía agachada, pero de vez en cuando levantaba la vista para mirar a aquel hombre maduro y de barbas canosas que amablemente los atendía.
{Que chula esta esa guerita} pensaba Anastacio mientras platicaba {Guena pa que me haga  mi temachaca y me remiende los calzones}
__Pos nos gusta aquí y si su merced nos lo permite, pos aquí mesmo nos quedamos. A ver mis hijos, a descargar las carretas.
A esa voz todos los integrantes de aquella caravana se pusieron en movimiento. De inmediato descargaron carretas y remudas. El mismo Anastacio Haro se bajó de su mula y se puso a ayudarles. Buscando siempre estar  lo mas cerca posible de Mercedes Luna, la muchacha de las trenzas largas y gruesas.
Era diciembre de 1810. Hacía frío, pero eso no impedía para que aquella gente trabajara hasta muy tarde en la construcción de sus jacales, porque otro día, después de la charla con Anastacio, empezaron a construir. Estaban a las orillas de un arroyo, lo que sobraban eran piedras y ese fue el material principal para levantar sus jacales. Se veía que tenían experiencia en hacerlos. Era fácil, una cerca redonda de piedras amarradas con lodo, una sola puerta, luego fueron a la orilla del río y encontraron sauces y guamúchiles, de ahí cortaron horcones largos y con ellos colocados en forma piramidal techaron aquellos jacales, luego buscaron zacatales y tallos de tlacotes secos que con plastas de lodo, sirvieron para terminar el techo. Eran rápidos, para mediados de enero de 1811 ya estaban hechos, ocho jacales que construidos en aquel llano formaban un círculo que rodeaba un patio grande en donde se la pasaban jugando los chiquillos junto con Chagua la loquita.
Anastacio Haro se convirtió en un visitante asiduo. Incluso les ayudó a construir sus jacales.
__Oiga amigo __Le preguntó un día Jose María __ ¿Y como se llama aquí puesn? Ya se que hay pa arriba se llama Juchipila, ¿pero luego aquí?
__ Pos no siempre ha habido gentes, hay pal rio adentro si, y al otro lado del rio, y por las ventanas alguien le ha llamado IXTLAN DE LAS VENTANAS, pero creo que también se le llama LA PURISIMA.
__Tan bonitos los nombres veda.
__ Pos este ya es un ranchito, ire, y bonito, taría bueno que se llame IXTLAN DE LAS VENTANAS, ese nombre ta bonito.
__ Pos si vedá.
Ninguno de aquellos hombres se imaginaba, que en aquel momento iba a llegar quien en verdad le iba a poner el nombre y para siempre a aquel hermoso ranchito.
Anastasio se incorporó de el banco en donde descansaba, al escuchar el relinchido de un caballo. Jose María también se levantó. Por el camino real venía gente. Al frente, montando el caballo, un hombre calvo, viejo, vestido de negro, sus botas y el resto de sus vestiduras sucias del polvo del camino. Atrás de el, un contingente armado, no eran muchos, pero si intimidaban. La mayoría de sus acompañantes eran indios, algunos mestizos, muy pocos blancos, tan blancos como el jinete mismo.
El hombre de  a caballo dirigió su montura al centro del patio y ahí frente a Jose María Luna y Anastacio Haro saludó.
El resto de los Luna, hombres, mujeres y niños, suspendieron sus labores para escuchar al recién llegado. El ejercito que lo acompañaba también entró al patio rodeado de jacales.
__Buenas tardes les de Dios buenos hombres__ Saludó el hombre viejo.
__ Buenas tardes señor __ Respondió Jose María __ En que les podemos servir.
__ Hijo __Dijo el hombre mientras desmontaba __ Mi nombre es padre Miguel Hidalgo y Costilla. Soy el general de el ejercito insurgente y peleamos por independizar nuestras tierras de el yugo a que nos han sometido los españoles. Y lo que pido de ti, es que nos des agua, tenemos sed.
__ ¿No me diga que aste es el curita que anda matando españoles?
__ No hijo, yo solo estoy luchando por que vivamos en santa libertad, ese sagrado derecho que se nos da cuando nacemos.
Anastacio, y Jose María, respetuosos y creyentes a los mandamientos católicos cayeron de rodillas ante el cura, lo mismo hicieron el resto de los habitantes del lugar.
Miguel Hidalgo y Costilla levantó su mano y los bendijo. Luego dirigió su bendición a todo el lugar.
__Este patio es hermoso, rodeado de este REMOLINITO de jacales, sencillos, sin prepotencias ni lujos, así como debe ser LA CAPITAL DEL CIELO. Yo te bendigo REMOLINO de humildad, asi como a tus habitantes y a todas las generaciones que de ellas emanen, así sea, por los siglos de los siglos.
Jose María Luna sintió un estremecimiento en todo su cuerpo. Estaba recibiendo una bendición que perduraría por todos los tiempos, para el y todas las generaciones que nacieran en aquella, ya, bendita tierra.
__Pos que nos den agua puesnnn  padre, ya me anda de sed, y que nos den de tragar.
Hidalgo sonrió benebolo. Detuvo de el cuello de su camisa de manta al que acababa de hablarle y jalándolo para que no entrara a alguno de los jacales le dijo.
__Ya Chimino, ya…ya nos darán agua, pero ten cuidado de no hacer alguna de tus locuras__ Luego a manera de explicación le dijo a Jose María.__ Has de perdonar hijo, chimino es un buen cristiano, le falta cecera, pero es bueno, bien mandado, aunque un poco impulsivo. Hijo, danos agua por favor.
__ Si padre, como no, y que me va a contar usted  de estos lerendos, si yo tengo una muchacha igual.
Luego de esto, Jose María dio la orden para que se llevaran varios cántaros de agua con sus respectivas jícaras.
__No tenemos mucho de comer padre, pero algo les podemos dar.
__ No te apures hijo, nosotros traemos algunos víveres, y con tu permiso los podemos compartir con ustedes.
En aquel patio se improvisaron unos fogones, y en cuestión de minutos ya se estaba asando carne y calentando tortillas, de todos los jacales sacaron sus ollas de frijoles y aquellas humildes personas convivieron y compartieron su comida con el maltrecho ejercito insurgente, que luego de la derrota en la batalla del Puente de Calderón, huían para el norte de Mexico.
Antes de despedirse, el padre de la patria le habló a los presentes.
__ Nosotros, los nacidos en esta tierra, somos los verdaderos dueños, no los que vienen de España. El hecho de ser naturales nos da mas derechos que a ellos, pero desgraciadamente su ambición es tan grande que nos subajan y nos esclavizan. Es tiempo de que nos cortemos las cadenas. Es tiempo que seamos libres de los españoles. Yo los invito a que se unan a nuestra lucha, esta lucha por nuestra libertad.
Pedro y Rosendo Luna, dos mozalbetes de apenas 17 y 18 años, se incorporaron emocionados y con sus machetes en alto gritaron.
__ Con permiso de asted tata Jose María, pero nosotros nos vamos con el cura Miguel Hidalgo, a luchar por la libertad.
__ Que Dios me los bendiga mis hijos, y a donde quiera que vayan no dejen de poner en alto el nombre de los Lunas.
Y aquellos dos muchachos se unieron al ejercito insurgente. Fueron testigos del fusilamiento de Hidalgo en Chiuahua, luego fueron buscar a Jose María Morelos y Pavon, para luego terminar en el ejercito de Guerrero, siendo testigos años después como Mexico se convertía en una República, libre de el yugo español.
Ya casi para despedirse, se escuchó una gritería atrás de los jacales. Los soldados inmediatamente rodearon al cura Hidalgo y con sus pocos fusiles y machetes en lo alto, se prepararon para defender a su jefe.
El que apareció fue Gumaro Luna, con Chimino jalándolo del cuello de su camisa, igual que lo hiciera el cura cuando pidió agua.
__ ¿Qué pasa? __ Interrogó el cura, y también el tío Jose María.
__ ¡Tío, va a creer que este bribón!... pos como le digo, no se vaya a enojar…pero este bribón taba en el tazolero.
__ ¿Y que tiene, se andaba robando los blanquillos? Dejalo ha de tener hambre.
__ No tío, taba….taba…pos como le digo…taba encuerado, vea que trai los calzones todavía abajo,
__ Taria cagando seguro…
__ No tío, no como decirle…taba, pos taba…con la Chagua, y ella también estaba encuerada. Y pos pa que le digo mas….
Jose María se puso rojo de rabia. Apretó los puños y de buena gana le hubiera puesto un par de cachetadas al loco sinvergüenza. Hidalgo comprendiéndolo se acercó y tomándolo del hombro le dijo.
__ Hijo, has de comprenderlo. El amor es universal, y las mujeres divinas. Que no te extrañe que este par de lerendos se hayan comprendido. Que eso no te enoje, tu hija también tiene derecho al amor.
__Da coraje puesnnn padre. Pero esto no se queda asina. Esta muchacha no me va a quedar con su vergüenza, y si me hace favor me los casa, no me la van a dejar nomas manchada.
__ Claro que si hijo. Traigan a la novia. Hace mucho que no cumplo con mis funciones de sacerdote, pero este es un caso exepcional.
Y ahí, en aquel patiecito se hizo la primer boda del lugar. Luego se despidió el padre de nuestra patria.
__ Bueno Chimino, aquí te quedas a cumplir con tu esposa. No eres tan pasguato como yo creía, y que este lugar sea un refugio para las gentes como tú.
__ Ta gueno padrecito, aquí me quedo en el REMOLINO como aste le dijo. Aquí me quedo para siempre.
Y miraron partir al ejercito insurgente, llevando en alto su estandarte de la virgen de Guadalupe, ya derrotados en su lucha, pero no en sus ideales, sembrando  lo que años después se cosecharía, la independencia de Mexico.
Cuando llegó a Juchipila, fue recibido con mucho agrado. Le ofrecieron de comer he hizo un comentario.
__ Gracias, ya he comido ahí en el REMOLINO DE LOS LUNA. Esos jacales que están antes de llegar. Dios se los pague.
Y curiosamente, así se le empezó a llamar.


Ya estaba fundado el Remolino, pero ¿y el tesoro?
Anastacio Haro se extrañaba que constantemente los Luna se paseaban por el cerro de las Ventanas, caminaban por las peñas y buscaban algo, pero no decían que era. No preguntaba directamente porque le eludían la respuesta. Por eso hizo algo que lo enemistaría de los Luna por varios años…y casi se matara a machetazos con Gumaro.