A la mitad del camino estaba Bernabé. Inconscientemente el
carretero tiró la rienda de los caballos que jalaban la carreta para que esta
se detuviera. Al frente el monje también los miraba. El madero que tenía
al hombro se veía amenazador. El
obispo sintió un escalofrió. Sintió como aquella noche que en Guadalajara, se
enfrentara al mismo chamuco y este le dijera que su hospicio serviría para que
se alojaran tropas de asesinos. Aquella vez venció al demonio diciéndole que el
solo servía a Dios y a la
virgen. Pero esto era algo diferente, Bernabé no era un espíritu maligno, era
un hombre maligno. Así
pasaron unos instantes, el carretonero no sabía que hacer, el obispo tampoco.
De repente miraron que
Bernabé con dificultad buscaba la orilla del camino para dejarlo libre, al
poner su cuerpo de lado, notaron que el madero que se miraba sobre su hombro
era en realidad una enorme cruz de madera, la cual arrastraba como si fuera el Nazareno cuando iba al
Calvario. Una Cruz, era una santa Cruz, al obispo le apareció en la mente la
imagen de la niña Crucita. En ese instante sintió una tranquilidad enorme.__Avanza__ Ordeno el
prelado al carretero.__ Pero señor obispo, no ve que…__ Que avances te digo,
y no le des rápido, detente junto a ese hombre.__Señor, él lo quiso matar.__ Haz lo que te ordeno.No tardaron mucho para
llegar a donde Bernabé estaba con su cruz al hombro. El carretero se detuvo.
Bernabé con dificultado bajo su cruz y luego se acercó a la carreta. Tendió su
mano para que su superior también
le diera la de él y poder besarla. Por un momento el obispo dudo en hacerlo,
pero recordando a la niña santa, disipo sus dudas y le mostro su diestra al
monje, este la tomo y con mucho respeto la beso. No pasó nada.__ ¿Qué hace padre Bernabé con esa Cruz?
¿A dónde va?__Voy a ese ranchito que
se llama Cintilan, para colocar en algún lugar esta Cruz, ellos también deben
estar bendecidos por esta santa reliquia igual que el Remolino. Ya he
encontrado mi misión en este mundo y es esa señor obispo, la de venerar a la
santa Cruz.__Hermosa su misión Padre Bernabé, pero debería
usted de buscar ayuda, esa cruz
pesa mucho.__ Más pesada estaba la
que llevo nuestro señor y nunca se quejó, y esta será mi penitencia por haber
atentado contra su vida su eminencia, solo le pido a mi creador, que el día de
mi juicio final, me lo tenga en cuenta. Esta y las otras veintinueve cruces más, que voy a venerar.__ ¿veintinueve más? ¿Y
dónde las va a poner?__ Si, treintaiuno en
total, una por cada día del
mes de mayo y las voy a poner en todas las rancherías de la comarca, desde
Moyahua hasta Juchipila, y en cada lugar habrá
fiesta, y fiesta grande. Pero la primera será siempre, la fiesta del Remolino,
la fiesta del tres de mayo.Y así fue. Gracias a este monje ex fanático de la santa inquisición, que
se llenara toda la comarca
de cruces y en algunos lugares de capillas. Puso en Contitlán, Atemajac, El
Ranchito, Las Jícamas, Las Cuásimas, El Paso, y muchos lugares más. El mismo
hizo y llevo aquellas pesadas cruces de mezquite. Las más conocidas por ese
tiempo, fueron la del Remolino, por ser la primera y por tener la fiesta más
grande, luego la cruz de
platos, que esta Zanjón arriba rumbo al Ranchito, esa cruz está en el suelo,
formada con mezcla de cal y adornada con platos de talavera, de ahí se partía
para muchas rancherías para hacer sus fiestas, y luego las tres cruces que coloco como
si fueran las tres del calvario, en el cerrito a un lado del camino real, en
mitad del Remolino y Juchipila, frente a esas cruces, muchos arrieros paraban a
pedir por un buen viaje. Fue gracias a este hombre, que durante el mes de mayo en todas las
rancherías se celebraran fiestas en honor de la santa Cruz y la santa niña
Crucita, empezando con la fiesta del Remolino. Bernabé vivió el resto de sus días en completa armonía con los
habitantes de la comarca. Ya no quiso vivir en el convento de Juchipila e hizo
una ermita junto a las tres cruces, en el Surco de Nopales y de ahí salía todas
las mañanas a decir misas y limpiar y llenar de flores sus cruces, sin imaginar
que un día, por defenderlas, habría de morir clavado por la espada del que
sería años mas tarde, el cojo más famoso de la naciente República Mexicana.
Aquella mañana el
obispo Cabañas quedo gratamente sorprendido por la conversión
de aquel demonio a ángel redentor, sin duda un milagro más de la Santa niña
Crucita.__ Dios te ha de premiar
por tus buenos actos hijo. Híncate que te voy a bendecir.Bernabé obedeció y
emocionado escucho las palabras del obispo, ofreciéndole en latín, los
parabienes de la vida eterna. Luego miro como de nuevo iniciaba su marcha la
carreta con rumbo hasta donde pudiera, al pie de la sierra camino a Nochiztlán.
Ese fue un viaje muy largo para aquel hombre ya tan débil y viejo, pero
consiente que sería el último viaje de su vida, quiso visitar el máximo de
parroquias que pudiera y terminar en San Juan de los Lagos. Pero su deseo no fue
posible, al llegar a Nochiztlán los agarro una tormenta muy fuerte y un frente
frio, el cual le hizo enfermar de pulmonía, pero aun así insistió en seguir su
viaje, no alcanzo a llegar a su objetivo, en un pueblo llamado San Pedro
Apulco, al sentirse muy enfermo pidió que un cura lo confesara y le diera los
santos oleos. Aquel hombre santo que fuera exclusivamente a bendecir al
Remolino, ahí entrego su alma al creador, sin haber llegado a San Juan de los
Lagos, pero cuentan que con una sonrisa muy grande, sus últimas palabras
fueron, “Si mi niña, ya voy, gracias por venir por mí, mi hermosa santa
Crucita.
Desde el día de la
bendición de el Remolino, ya nadie impidió que se edificara la capilla y se
terminara la plaza, al contrario, cada vez que Bernabé se daba tiempo iba y
ayudaba a batir mezcla o a
pegar piedras. Para el siguiente año, en la fiesta de la Santa Crucita, ya el
trabajo estaba muy avanzado y la fiesta fue muy lucida. La organizo Bernabé y
para nada permitió que hubiera tastoanes. Le gusto tanto la danza que la trajo
todo el mes con él en las consiguientes fiestas en las rancherías. En un
jacalerio llamada el Tepetate, encontró a dos hermanos de apellido Muñoz,
muy inteligentes, dicharacheros y dados a la música, amenizaban las fiestas con
múltiples instrumentos inventados por ellos mismos, entre estos, un pito de carrizo y un
tamborcillo de cuero de chiva, a la cual le habían dado el nombre de “La
chirimía”, ellos también se agregaron a la comitiva cultural de festividades
durante el mes de mayo. Años después la gente decía, que si no había chirimía,
la fiesta no servía de nada.
A Bernabé le fascinaba
ir a la casa de Anastasio y Mercedes, para platicar con ellos sobre la vida de
la niña, de sus milagros, de todos sus hechos como zaurina, por eso, un día
platicando de como había muerto, fue que le narraron sobre la rama con que se
defendió Anastasio del Gavilán.__ ¿Y que paso con esa
rama Anastasio? __ Pregunto el monje.__ Pues va a creer que
me puse y con mi rozadera la corte a modo que quedara nomas la crucita y luego
con piedras lisitas la talle y la talle, hasta que me quedo bien bonita y ahí
la tengo, de a tiro en donde pongo mi petate pa que nos cuide toda la noche.__ ¿Así que aquí la
tienes? Muy bien hecho, quiero verla.Anastasio entro a su
jacal y salió con la cruz que hiciera con aquello que en un momento dado fue su
defensa. El monje la beso y luego la abrazo con mucho cariño, era una cruz
pequeña, pero bien hecha.__Sabes Anastasio, esta
cruz debe estar de otra manera. Quiero hacerle un pequeño altar, y con ella,
por ser liviana llevarla en las procesiones, en todas las fiestas del mes de
mayo. Luego ya que pasen las fiestas, te vuelvo a traer, ¿Qué te parece?__ Lo que mande su
merced está bien hecho.Y desde entonces esa
pequeña cruz es la que acompaña las procesiones, aquella madera que un día
salvara la vida del padre de Crucita.
Bernabé se convirtió en
uno de los hombres más queridos y respetados de aquellos lares, se volvió un
hombre amable y alegre. Aunque vivía de la caridad de la gente, trabajaba en
donde veía que se requería de su ayuda y sembraba como todos un pequeño cuamil
para tener algo de maíz y frijol, no comía carne de ninguna especie y solamente
se molestaba cuando alguien era irreverente con alguna de sus cruces, eso lo
volvía a convertir en el hombre rabioso que fuera un día.
Fue una tarde de finales
del mes de enero. El monje volvía de hacer su recorrido habitual. Desde la
comunidad del Ranchito había visto que por el camino real pasaba mucha gente,
mucha más que si fueran arrieros. Cuando llego al remolino de jacales de los
Luna, ahí le dijo don José María muy molesto.__ Disque es el ejército
padrecito, disque dicen que van pa Texas. Pero no son más que una bola de
bandidos. Van agarrando lo que pueden.__ ¿Por qué dice eso don
Chema?__ Porque son unos jijos
de jijurria. Llego un tal general sabe que chingaos, que disque es el
presidente de México y a
luego sin más nos dijo que teníamos que pagar impuestos. Que de cada tazolero
que tuviéramos le teníamos que dar pastura pa sus animales y vacas para que
ellos tragaran. Que disque no nos iba a pagar nada y hasta nos hacia un favor.
Pos mendigo favor, nos dejaron sin pastura y me mataron dos vacas.__ ¿En dónde están
ahora?__ Pos ahí le siguieron
pa delante. A la nada están
ahora en la ermita suya padre, si no en Juchipila.Bernabé se dio prisa,
sabía lo que hacían los poderosos, apropiarse de todo lo que quisieran.Don José María no se
equivocó. El campamento de soldados era grande y utilizaban el
llano limpio frente a su ermita para hacer un campamento. Las dos vacas
que le requisaron al viejo yacían den el suelo y eran destazadas hábilmente.
Había varias fogatas en donde obviamente preparaban brazas para guisar la
carne. De pie junto a la ermita miro aquel hombre alto, muy elegante enfundado
en su uniforme militar.Bernabé no miro peligro
alguno, era solo el ejercito que iba de paso. Pero al momento de estar cerca de aquel que
pareciera ser el jefe, escucho que este ordenaba algo que lo hizo sentir una
desesperación muy grande.__ Como de que no
encuentran Lena gruesa para hacer brazas, estarán ciego o idiotas. Miren, aquí
hay mucha, tumben inmediatamente esas cruces y hagan las brasas con ellas,
¡Pero ya!
__ ¡No! __ Grito Bernabé
indignado __ ¡No se atrevan a tocar mis cruces malditos!
FRANCISCO RODRÍGUEZ LÓPEZ
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